Las arquetas son uno de los elementos principales de los saneamientos y canalizaciones de la práctica totalidad de las localidades. No obstante, aunque se escucha hablar de ellas con cierta frecuencia, son un misterio para muchos. No pocos piensan erróneamente que se refieren a las tapas metálicas que se ven en muchas aceras y calles. Son las que, tras levantarse, dan acceso a las canalizaciones subterráneas. Así, permiten limpiar las arquetas. Esta tapa solo la cubre.
Una arqueta es un depósito empleado en las canalizaciones para poder recibir y enlazar las diferentes cañerías que lo componen. Se trata de un elemento básico de las mismas, puesto que se encarga de la distribución de las conducciones que dan a ella. Habitualmente, están enterradas a cierta profundidad, y su tapa se puede levantar para acceder a ellas para realizar diversas operaciones, así como para limpiarlas.
Tipos de arquetas y su función
En realidad, no hay un único tipo de arquetas, sino varias. Cada uno tiene un cometido distinto. Eso sí, todos están relacionados con la canalización y distribución de las aguas. Unas de las más comunes son las denominadas arquetas de paso. Se colocan para unir dos conducciones. También son muy habituales las arquetas sifónicas. Son las que se colocan en la salida de una conducción de un edificio o vivienda antes de su conexión con la red general de saneamientos y aguas. Su misión principal es evitar que la canalización que discurre por el interior de las viviendas que desemboca en ella tenga malos olores.
Además de esta conexión, entre la red de un edificio y la general de saneamiento suele haber otro tipo. Esta se denomina, sencillamente, arqueta separadora de grasas, y se encarga de evitar que las grasas residuales que recoge la canalización de las viviendas pase a la red general.
También están las arquetas sumidero, que generalmente tienen una abertura en el borde de las aceras y sirven para recoger aguas pluviales que caen en la calle, así como los líquidos vertidos en ellas. Y las arquetas de reunión, las que sirven de punto de unión de todas las cañerías de un edificio entes de conectar con le red de saneamientos.
Además de este tipo de arquetas, que se emplean en redes de saneamiento y en conducciones de agua potable, también están las arquetas de regadíos. Son las que, en una canalización de una finca, permiten acceder a la conducción de agua para regar los cultivos que llega hasta ella. Y también las hay para conducciones de cableado eléctrico y de servicios de telecomunicaciones. Pero estos dos últimos tipos son distintas a las de las canalizaciones de saneamientos y edificios. Sobre todo, a la hora de limpiarlas.
¿Cómo limpiar las arquetas?
Para evitar atascos en las canalizaciones, inundaciones en bajos de edificios y garajes, así como “reventones” en las canalizaciones subterráneas, es conveniente limpiar las arquetas cada cierto tiempo. De otra forma, las consecuencias pueden ser, además de bastante sucias, muy desastrosas.
Pero no cualquiera puede hacerlo. Para limpiar las arquetas es necesario contar con equipo especializado. Fundamentalmente, sistemas de succión capaces de extraer todo lo que se haya quedado retenido en ellas y esté produciendo un tapón. Pero también sistemas que emiten chorros de agua a presión, con los que se puede empujar el atasco para que se diluya si no se puede eliminar del todo con la succión. Y también para limpiar los restos que quedan después de aplicarla. Combinando estos dos sistemas, las arquetas y las canalizaciones que las rodean quedarán limpias y libres de atrancos y suciedad.